Muchas personas que acuden a mi consulta me preguntan qué deben hacer con las cosas de su ser querido, cuándo es momento adecuado para desprenderse de ellas o para vaciar su casa, si deben hacerlo solos o acompañados de toda la familia, si es malo no saber todavía qué hacer con algunas de esas cosas…
Lo primero que quiero deciros es que el duelo es un proceso que no sabe de prisas. Por ello no hay que forzar ni empujar a nadie para decidir qué hacer con las cosas de su ser querido. Como todo lo que rodea al duelo, a la persona querida, a la relación, no hay dos situaciones iguales, por lo que no hay un tiempo concreto y universal para considerar que ese es el momento preciso y adecuado para recoger sus cosas. Lo importante es que conectes con lo que internamente sientes, con lo que necesitas y actuar en consecuencia.
Hay personas que cuando ven sus cosas, cuando las huelen, cuando las tocan, viven un momento de intimidad que les ayuda a sentirse conectadas con su ser querido, a recordarle, a la vez que les facilita expresar su tristeza y añoranza. Les gusta entrar en su habitación, ordenar sus cosas, mirar fotos, lavar su ropa… en un intento de conectar con el cariño y con las emociones que vivía con esa persona. Y por extraño que a algunos les parezca, no están locos cuando se dan un tiempo para sentir todo ello pues si les ayuda a expresar sus sentimientos de añoranza, es que les está ayudando en el avance de su proceso de duelo.
Hay otras personas que por el contrario no soportan ver sus cosas, que no pueden mirar sus fotos, y hasta el olor les molesta… Tienen impulsos de deshacerse de todo, cuanto antes mejor. Sienten mucho dolor, rabia, tristeza, enfado, sentimiento de injusticia con la vida, con las circunstancias, con la fortuna… He de deciros que también es normal sentir todo ello. Ahora bien, si sigues tu impulso de aliviar rápidamente tu dolor, tu malestar, tu rabia, sin darte tiempo para reflexionar si hay algún objeto significativo que tal vez quisieras conservar, puede pasarte que, pasado un tiempo, te apenes de ese ímpetu que te llevó a no poder conservar ya ni recuperar algo suyo preciado para ti.
Y también hay personas que desean guardar sus objetos para siempre, que no quieren tocar nada de su habitación, que quieren congelar el tiempo a partir del día de su muerte, que alimentan la fantasía de que no ha muerto, que no aceptan lo ocurrido intentando negar la realidad de su muerte. En este caso, todos esos objetos estar sirviendo como punto de anclaje en un tiempo que ya pasó y que les está impidiendo avanzar en su duelo.
Por tanto, como veis, el tema no es tanto lo que se guarda y lo que no, o si se guarda más o menos tiempo, sino el tema está en qué es lo que hay detrás de cada situación.
Y teniendo presente todo ello, mis recomendaciones son:
– Haz del desprendimiento un acto consciente y meditado, evitando en la medida que puedas la impulsividad.
– Si tienes familia, hijos, padres, hermanos, es importante intentes ser paciente con el que tenga un ritmo lento, estando atentos a que no esté haciendo una negación de la muerte sostenida en el tiempo.
– Como familia deberéis hablar de lo que cada uno de vosotros necesita, respetándoos en vuestra necesidad, permitiendo la expresión de vuestra emotividad e intentando llegar a un acuerdo entre todos que os mantenga unidos y comprendidos.
– Tomate esta recogida en pequeñas dosis y en distintos momentos acordes a tu emotividad y bienestar. ¿Qué te aporta la experiencia? ¿Sientes dolor y alivio al ir decidiendo qué quieres hacer con todo ello? ¿Sientes que te está ayudando en tu proceso? Se consciente de ello.
– Valora si quieres guardar algunos objetos y quieres tenerlos a la vista o si quieres guardarlos en algún lugar o caja de recuerdos, o si quieres regalar algunos de ellos a sus amigos atendiendo a lo que también pueden significar para ellos, o donarlos de forma solidaria a alguna asociación u ONG.
– Si regalas algo a algún amigo o familiar lejano, comparte con ellos qué significado tiene para ti dárselo a la vez que deberás respetar su particular manera de relacionarse con ese recuerdo.
Así que ya ves que cada persona va a tener su manera única de hacer frente a los objetos de recuerdo. Algunos objetos con el tiempo se pueden estropear, perder o romper y también tendrás, si sucede, qué hacer frente a ello. No obstante sabes que los momentos, las vivencias, las emociones compartidas y nuestro amor es lo que siempre quedará en nuestro corazón pase el tiempo que pase, estemos donde estemos. Te invito a hacer de hecho un acto consciente de conexión y coherencia con aquello que tiene sentido para ti y que te permite seguir creciendo como persona.