Lidiando con el duelo durante las vacaciones
07/09/2024

Las vacaciones son un tiempo que con frecuencia esperamos y habitualmente planificamos para poder hacer aquellas cosas que nos gustan y apetecen, a nuestro ritmo y horario, y que durante el año laboral o escolar no podemos hacer. Con frecuencia están asociadas excursiones, escapadas, sentarse en compañía en la terraza de un bar, a fiestas, copas, playas, niños, amigos, encuentros…, aunque también hay personas que buscan más quietud, sosiego, tardes de libro y sofá,  en un intento de desacelerar el ritmo que con frecuencia llevamos.

Y en medio de este paréntesis de ocio, encuentros y desenfado tan anhelado, podemos encontrarnos con personas que estén viviendo la pérdida de un ser querido, acontecida má o menos recientemente y que al irse acercando las vacaciones pueden sentir que están desandando el camino realizado, volviéndose a sentir temeroso-a, inseguro-a, desprotegido-a… porque su contexto y necesidad es distinta a la de las personas que les rodean. Y hemos de ser comprensivos y compasivos con ellas. Porque de hecho, si te paras un momento a imaginar que eres tú quien has perdido a tu pareja, a tu hijo, tu madre o padre queridos,… ¿Qué necesitarías de los que te quieren y rodean?

Porque cuando estás en duelo y llega el día que empiezan las vacaciones y ves que aquellos quienes durante el curso han estado cerca de ti, ahora uno por uno se van yendo a uno u otro lugar de veraneo, puedes notar que se agudiza tu sensación de soledad, de que te falta energía, de que todo parece que te vuelve a desbordar, sintiéndote falto de apoyo y compañía. Es normal sentir que nada te apetece, que ningún sitio a donde ir te estimula especialmente, que te abruma tanta actividad y jovialidad de la gente…

Y es posible que la opción de refugiarse con alguien de tu familia, o ir donde has pasado junto a tu ser querido los últimos veranos, no te apetezca porque en este momento sientes que necesitas que ahora no afloren más recuerdos de momentos vividos y disfrutados en compañía de tu ser querido que ya no está.   

Respira, toma contacto con lo que necesitas y no te juzgues por ello. Todo lo que estás viviendo, incluso antes de que llegue, es normal en tu situación. No dudes del camino realizado, solo que a veces el viento parece que sopla más fuerte.

Por ello quiero darte algunas pautas que deberás ajustar a tu necesidad con la intención que te ayuden a recuperar el control de tus días.

Dedica un tiempo a sentir e identificar qué sería bueno para ti en estos días vacacionales.

Es muy difícil transitar este tiempo dejándonos llevar por lo que los demás hacen, o por los días sin rumbo. Intenta imaginar qué es aquello que te puede hacer bien y dónde te puedes sentir mejor. Imagínate quedándote en la ciudad y aprovechando sus parques, jardines, playas, oferta cultural a tu aire, o escapándote a una zona más rural que te permita conectar con la naturaleza, la vida, la quietud, o haciendo alguna actividad más intensa como escapadas guiadas a la montaña, senderismo, rutas culturales…, o yéndote unos días con alguna amiga-o…. Aunque te resulte difícil créeme, es mejor tener un plan que dejarse zarandear diariamente por el esfuerzo de organizar algo a última hora sin acabar de encontrar nada ni a nadie con quién poder hacerlo. Planificar estos días suele ser la mejor opción que te ayuda a no desmoralizarse.

Piensa en opciones que sientas que son para tí, que te gusten, que te puedan ayudar en estos días. Cuida tu cuerpo, tus sentidos, dales momentos de descanso y también de actividad. A nivel mental, busca algo que te alimente, o que te inspire.Tal vez algo cultural, tal vez novelas de evasión o algún curso en alguna universidad de verano que te llame la atención… A nivel relacional, intenta no quedarte muy sola-o o aislada-o. Sabes bien que la soledad no es buena compañera para transitar tu duelo. Ahora bien, busca tu justa medida, aquel nivel de compañía que te aporte, que no sea ni mucho ni poco, tal vez puede que te apetezca dar un paseo, ir al cine, o un ratito de playa o una cena en compañía… Y a nivel más esencial tuyo, date un baño de lo que habitualmente te ha llenado, te ha sostenido y ha tenido sentido para ti, aunque en este momento no lo tengas tan claro. La música, el arte, la naturaleza, los animales, algunas lecturas, tu comunidad… Déjate guiar por lo que sabes de tí aunque ahora no tengas mucha claridad.

Con todo esto, lo que estoy intentando decirte, es que cualquier opción puede ser buena y legítima siempre que emerja desde un lugar de cuidado y de escucha hacia ti. Nadie mejor que tú sabe lo que puede ayudarte. Además de que, si llegado el día algo te resulta especialmente complicado, siempre está en tu mano cambiar de opinión después de escucharte de verdad. No te dejes llevar por la apatía. Solo tú voluntad y compromiso serán las que consigan ayudarte a tirar adelante tu vida y para ello, y especialmente en momentos tan difíciles y vulnerables, debes ser muy muy honesta-o contigo misma-o.

En definitiva, afina tu oído a tu necesidad, compártela con quien te rodee, date permiso para expresar lo que necesitas y para ajustar el plan siempre que consideres que es lo mejor para ti. Con una escucha atenta, tú eres tu mejor brújula para hacer el camino que estás paso a paso haciendo. No te traiciones. Tengo plena confianza en tí y sé que si has llegado hasta aquí podrás hacerlo.

Y si por alguna razón sientes que las fuerzas te fallan, pide ayuda a un profesional para que te acompañe. Recuerda que no tienes por qué hacer sola-o este camino.

Médico terapeuta
en pérdidas y duelo provocadas
por enfermedad o muerte.

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