La Navidad es una de las fiestas más señaladas en nuestra cultura. Mucho antes de que llegue notamos el ambiente festivo en las calles, en los colegios, en los adornos de las casas, al tiempo que empezamos a buscar billetes para volver a casa, a organizar nuestra agenda para reunirnos compartiendo mesa con aquellos que queremos, padres, hermanos, abuelos, familia política, amigos…
Pero cuando estás en duelo parece que nada de eso tenga sentido, toda es ambiente de alegría que se nos rodea choca con el vacío y la nostalgia que hay dentro ti. Y esa contradicción entre lo que ves a tu alrededor y lo que vives puede llegar a sobrepasarte. Te sientes triste, enfadado, incapaz de controlar tus emociones, al punto que llegas a preguntarte si tiene sentido celebrarlas.
Y ante esta situación, ¿qué opciones tienes?
Es natural y comprensible que muchas personas y familias deseen borrar estas fechas del calendario y desaparecer hasta que todo haya pasado. Sería maravilloso poder tener un botón que nos lleve a un tiempo futuro donde el dolor haya calmado, donde te sientas de nuevo fortalecida. Pero desafortunadamente, esto es un deseo, un sueño que no va a poder hacerse realidad.
Otras familias buscan opciones que les ayuden a alejarse del dolor haciendo cosas distintas, buscando lugares distintos que no estén llenos de recuerdos que les conecten con ese vacío que deja el saber que ese cariño, ese contacto, esa vida compartida ya no va a volver. Y si, es una idea que puede ayudarte a aliviar ó a posponer momentáneamente tu dolor, si bien es importante que sepas que no vas a poder suprimirlo en su totalidad ya que tu dolor estará contigo allá donde estés sin poder aparcarlo en ningún lugar.
Tampoco intentes ser fuerte como si nada hubiera pasado. En nuestra vida seguro que hemos usado esta estrategia más de una vez e incluso que nos haya podido funcionar en situaciones concretas. Pero si estás en duelo, no te lo aconsejo. Es posible que en cualquier momento te invadan fuertes sentimientos que no querrás expresar si bien el esfuerzo que vas a tener que hacer para contenerlos te va a originar todavía más fatiga, irritabilidad y soledad.
Y entonces, ¿qué puedes hacer?
Es importante darse cuenta de que por más que queramos mantener nuestras tradiciones la Navidad sin vuestro ser querido nunca será como antes. Por tanto, no intentes luchar por metas inalcanzables.
Mi mejor consejo es que mantengas la celebración la Navidad con los tuyos, habiendo organizado previamente una reunión familiar en la que juntos podáis repasar los rituales de vuestra familia: el belén, el árbol, los regalos, la comida, los villancicos, el poema de navidad…
Escuchaos mutuamente sin interrumpiros, dándoos permiso para expresar vuestros sentimientos, para compartir qué es aquello que os resulta difícil de sostener, qué es lo que sí os gustaría mantener y qué necesitáis para poder seguir estando juntos en familia, sabiendo que este año necesitáis sentiros arropados más que nunca.
Busca una manera simbólica de recordar a vuestro ser querido, con un escrito, una foto, unas velas, yendo al cementerio… sin olvidarte de incluir a los más pequeños. Déjales participar en todos los rituales con la alegría y espontaneidad que les caracteriza. No escondas tu dolor ante ellos, y si te preguntan explícales con palabras sencillas lo sucedido. No hagas un tabú de una realidad que llegará antes o después a todas nuestras vidas. Comparte con ellos el hecho de que a la vez que estás triste también te hace mucho bien estar juntos recordando a vuestro ser querido.
Y, sobre todo, busca espacios para descansar, para estar contigo misma, para pasear, para estar en silencio. Estar en duelo es agotador. Permítete cuidarte pues serán días muy tristes en los que os necesitáis unos a otros. No pienses que la intensidad de tu dolor habla de cómo estás llevando tu duelo sino que es una expresión de vuestro gran amor.