Aunque nunca lo hubieras imaginado, si estás en duelo la vida de pareja no es garantía de que tu vivencia vaya a ser más sencilla y fácil. Y es comprensible. Por un lado puede suceder que tú estés en duelo pero tu pareja no, o que los dos estéis en duelo pero que vuestros ritmos y vuestra forma de vivirlo sean distintos. Por ello, va a ser importante que podáis recordar que la forma de vivir el duelo para cada miembro de la familia es única, que no hay dos relaciones iguales ni dos maneras de vivirlo iguales y que el hecho de que seáis pareja no es una excepción a esta máxima. De no haber respeto y comprensión en la manera cómo cada uno hace frente a esta pérdida el dolor y la soledad percibida pueden ser aún más intensos.
Y es que la pérdida de un ser querido nos golpea, nos focaliza en nuestra experiencia, altera nuestra convivencia, cambia nuestras vidas y, a veces, también nos desorienta. Si la pérdida es significativa, estar en duelo puede ser agotador ya que nos lleva a reflexionar acerca de la manera que tenemos de entender las relaciones, el mundo y a nosotros mismos, llegando a transformarnos como personas. De ahí que el reto que tenemos como pareja es el de adaptarnos no solo a nuestros cambios internos sino a los cambios que también se producirán en el seno de nuestra convivencia y que según vayamos resolviendo estas dificultades iremos creciendo juntos y fortaleciendo nuestra relación o distanciandonos poco a poco.
Estando en duelo, no importa si eres hombre o mujer, es fácil que estemos menos comunicativas, menos relajadas o que seamos menos pacientes ya que la pérdida nos invita a mirar hacia adentro, a sumergirnos en nuestro propio diálogo interno en un intento de dar sentido al dolor y a la experiencia que estamos viviendo.
También es posible que nos apetezca menos realizar según que actividades que solíamos hacer con nuestra pareja como salir a cenar, ir al cine, hacer deporte, hacer alguna escapada de fin de semana… Y esto puede durar un cierto tiempo, pudiéndose vivir como un distanciamiento entre la pareja al dejar de compartir muchos de los espacios lúdicos o gratificantes juntos. Y lo mismo sucede con los amigos. Cuando estás en duelo suelen restringirse las salidas con amigos al preferir que estas sean en un contexto más privado, de más intimidad que garantice podernos sentir comprendidos y respetados en nuestra vivencia.
Y con respecto a nuestro deseo sexual es normal que se apague durante el duelo. Y siendo esto comprensible a veces crea nuevas dificultades en la pareja. Y es que el sexo es una experiencia de vida mientras que el duelo es una experiencia de pérdida y muerte.
No me gustaría que de todo esto sacaras la conclusión que el hecho de estar en duelo va a propiciar una crisis de pareja. En absoluto. Sin embargo me parecía importante dar a conocer que como pareja, seas hombre o mujer, pueden aparecer cambios en tu convivencia que tal vez no conocías y que forman parte de la vivencia de la pérdida de un ser querido. El punto donde se asienta la capacidad para sobrellevar toda esta experiencia es, sin lugar a duda, la fortaleza previa de vuestra relación, vuestra capacidad de respeto, comprensión y adaptabilidad a las circunstancias que la vida os trae, pues no hay una forma más válida que otra a la hora de vivir un duelo.
