Hoy quiero seguir haciendo foco en esta realidad cada vez más frecuente entre las familias, en facilitaros algunas pautas para adaptaros a la nueva situación en la que muchas cosas han cambiado, a fin de poder adaptaros a la realidad presente, el día a día, sin dejar de honrar y mantener aquello que era tan significativo para nosotros.
Una vez tomada la decisión que, aún no siendo la más deseada era la mejor opción para las circunstancias de este momento, es importante que unos y otros, pongáis todo de vuestra parte y participéis de forma activa en aceptar como válida esa decisión y que pongáis lo mejor de vosotros-as para aprender a manejaros, de la mejor forma posible, en este nuevo escenario de cuidado profesionalizado fuera del hogar. No olvides que tanto tú como tus padres/familiares, a lo largo de vuestra vida, habéis sido capaces de afrontar y salir adelante de situaciones difíciles o complejas, siendo ésta un ejemplo más.
Es importante reconocer que son los cuidadores del centro asistencial quienes se ocupan del día a día de tus padres. Crea una relación de confianza con ellos, aprecia su dedicación y su profesionalidad, comunícate abiertamente con ellos, exprésales lo que necesitas y lo creas que tu familiar necesita, a fin de poder crear un clima cercano donde todos os sintáis reconocidos, donde todos vayáis a una en beneficio del mejor cuidado de tu familiar. Cuando eso ocurra, no te extrañes que, poco a poco, empieces a ver a estos-as profesionales como parte de tu familia, como alguien que está a tu lado para cuidar a quien tanto quieres.
Y en cuanto a tus padres o familiares, preocúpate por su bienestar, por su calidad de vida. Ellos hacen un esfuerzo importante de adaptación al cambio, de la noche a la mañana, de todo su entorno físico y buena parte del afectivo. Ayúdales a ser autónomos, a realizar sus ilusiones, a seguir haciendo aquellas cosas que les interesan, busca momentos para acompañarlos en cosas cotidianas como salir a comer, ir al cine, a visitar una exposición de arte que les interese, a visitar a un familiar… Porque cambiar el lugar de residencia no quiere decir dejar de verse ni de hacer cosas juntos.
No desaproveches la ocasión para celebrar vuestros cumpleaños o aquellas fechas que habitualmente celebrabais, ya sea en casa o en el propio centro, trayendo un pastelito, invitando a un amigo-a suyo-a, o una sorpresa que les ilusione.
Es posible que mientras durante el proceso de adaptación, o en algún momento que no se encuentren bien físicamente, se puedan sentir más solos o más apagados. Ante esta situación facilítales que expresen sus sentimientos, haz que se sientan comprendidos y que sepan que no están solos. En momentos así aprovecha para llamarlos más regularmente, o para pasarte un ratito a verles tal y como hubieras hecho si siguieran viviendo en su casa. Y en caso de que su situación emocional te preocupe, compártelo con sus cuidadores y con el servicio de psicología del centro.
Así pues, como en todo duelo, después de sentir que algo de tu vida se ha ido, y que tras ello nada volverá a ser igual que antes, nos quedan siempre las tareas de aceptar la nueva realidad que nos toca vivir y de adaptarnos a ella lo mejor que podamos para poder volver a vivir hoy la vida, los grandes o pequeños placeres que cada día trae, si sabemos mirar: un cielo azul o a veces tormentoso, el vuelo de un pájaro, la sonrisa y la calidez de nuestros-as cuidadoras-es, nuestra nueva compañera de planta con la que siempre hablo, la visita o la llamada de nuestros hijos-as, nietos-as, una habitación caliente con una foto de nuestros seres queridos…. y aquello que es especial para ti y quieras añadir. Porque el cambio de residencia, si lo miras bien, no detiene la vida. Eso sí, nos reta a volver a aprender a manejarnos con ella.
Y ya para acabar, por si te apetece seguir leyendo un poquito más acerca del tema, puedes buscar el post: “Duelo de dejar tu hogar para ir a vivir a una residencia” Parte I publicada en junio desde la vivencia de nuestros padres / familiares, y Parte II publicada en septiembre con el mismo título, donde profundizábamos en la culpa que podemos sentir al ingresar a un familiar en una residencia. Espero te aporten y te gusten. Feliz lectura.