Las redes sociales, las nuevas tecnologías, la realidad virtual y la inteligencia artificial forman parte de nuestras vidas y por tanto forman parte de la manera en la que vivimos una pérdida significativa y por ende de nuestros duelos. Y como ya he comentado en alguna ocasión, en sí mismo, esto no es bueno ni malo, sino que va a depender del uso particular que cada una de nosotras hagamos de ello.

Por un lado las tecnologías digitales pueden aportarnos muchas cosas positivas como:

• Facilitar la comunicación del fallecimiento y la preparación de los rituales.
• Recibir condolencias, mensajes, apoyo y consuelo de nuestros seres queridos y de nuestra red de contactos sobre todo cuando no pueden acercarse para acompañarnos presencialmente.
• Ver, escuchar, y participar virtualmente en tiempo real o diferido en los ritos funerarios como las ceremonias de despedida, el entierro…
• Crear espacios de homenaje a nuestro ser querido, en los que compartir fotos, anécdotas, recuerdos, condolencias…
• Preservar recuerdos

A la vez que debemos tener cuidado si sentimos que estos medios:

• Debilitan, fisuran o invaden nuestra privacidad e intimidad.
• Nos sobreexponen al contacto, a los recuerdos y en ocasiones a la información sensible que agudiza nuestro dolor.
• Dificultan la aceptación de la realidad de la pérdida o el curso natural de nuestro duelo

El uso de la red y de las tecnologías digitales son pues una manera más de hacer frente a nuestro dolor, de compartir experiencias, de conocer y experimentar otras maneras de vivirlo. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la vivencia de la pérdida se da en el mundo real y que es en el contacto con amigos, hermanos, padres y familiares con quienes también hemos de poder expresar, compartir y sostener nuestro dolor y el dolor de quienes nos rodean. Porque el mundo virtual de ninguna manera sustituye al mundo real y es que en el mundo real no vamos a poder “borrar” lo dicho, ni ocultar la expresión de nuestro rostro, ni nuestra corporalidad, al tiempo que la vivencia y la expresión del otro también nos va a llegar y va a tener un impacto de forma inmediata y directa, sin filtros ni pantallas que medien.

De ahí que, como en todo, lo importante es ser conscientes de en qué momentos toda esta realidad virtual nos está ayudando en nuestro proceso de duelo, en nuestra manera única de vivir el dolor que sentimos, o en qué circunstancias ya no es así, tal vez una vez que ya ha pasado un tiempo. Porque cada persona en duelo necesita encontrar su particular forma de vivirlo, de respetar su ritmo, de encontrar el equilibrio entre lo que vive y a lo que se expone, de manera que pueda vivir de forma saludable el dolor de su pérdida.