Los procesos de duelo son muy frecuentes en Atención Primaria. Esto sucede bien sea porque en ocasiones la persona en duelo busca en el profesional sanitario el consuelo y la comprensión que no encuentra en su entorno y que necesita para elaborar su duelo, bien sea porque aparecen afecciones físicas difusas e inespecíficas siendo estos desajustes la manera como el duelo se manifiesta ante nuestra consciencia. De ahí que sea relativamente frecuente que pase inadvertido para el médico el hecho mismo de la pérdida, sucedida tiempo atrás, o que no se establezca la relación entre la pérdida y los problemas que motivan la consulta.
Por ello al profesional sanitario le resulta de mucha ayuda tener claridad acerca de lo que es un proceso de duelo normal y de cuáles son los factores que pueden ser causa de duelos complicados ya que ello le permite por un lado sugerir actuaciones preventivas, como prescribir que intervenga un profesional especializado cuando sea necesario.
Como hemos tratado en otras publicaciones, podemos identificar características de cinco tipologías de duelo complicado y que os recuerdo brevemente: el duelo crónico en el que pasados seis meses la persona no consigue adaptarse a la nueva vida, el pospuesto o retardado en el que la carga emocional no expresada se convierte en una carga y dificulta su vida, el exagerado en el que la persona acude a comportamientos autolesivos, el enmascarado en el que aparecen somatizaciones u otros problemas emocionales o conductuales que le causan dificultades sin saber relacionarlos con su duelo, o el ausente en el que la persona intenta seguir con su vida como si nada hubiera pasado.
Los criterios que delimitan el duelo complicado según la adaptación española del inventario de duelo complicado de Prigerson realizada por García, Landa et al., se agrupan en 4 capítulos y son los siguientes:
- Los síntomas causan un importante deterioro de la vida social, laboral u de otras actividades significativas (como por ejemplo la vida familiar).
- La duración de los síntomas es de al menos 6 meses.
- Hay síntomas de estrés por la separación afectiva con el fallecido:
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- Añoranza del fallecido con profunda tristeza.
- Sentimientos de soledad como resultado del fallecimiento.
- Pensamientos intrusivos acerca del fallecido.
- Búsqueda del fallecido aún sabiendo que está muerto.
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- Hay síntomas de estrés por el trauma psíquico que supone la muerte:
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- Dificultad para aceptar la realidad de la muerte.
- Sensación subjetiva de frialdad, indiferencia y/o ausencia de respuesta emocional.
- Excesiva irritabilidad, amargura y/o enfado relacionado con el fallecimiento.
- Asumir síntomas y/o conductas del fallecido, o relacionadas con él.
- Sentir que la vida está vacía y/o que no tiene sentido.
- Sentir que se ha muerto parte de uno mismo.
- Falta de metas o sensación de que todo es inútil respecto al futuro.
- Tener alterada la manera de ver e interpretar el mundo.
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Otra dificultad añadida con la que también se encuentra el médico de Atención Primaria es el clarificar el diagnóstico de un Trastorno Depresivo moderado o grave y el de Duelo normal o complicado dada la similitud entre los síntomas que presentan.
Y es que un duelo normal puede presentar algunos síntomas depresivos:
- Bajo estado de ánimo, tristeza, desinterés.
- Sentimientos de culpa: centrados en lo que el superviviente podría haber hecho o no hizo en el momento de la muerte del ser querido.
- Ideas de muerte: pensamientos en torno al deseo de haber muerto en lugar de la persona perdida o de haber fallecido con ella, ideación suicida
- Anorexia, pérdida de peso, insomnio….
- Abandono de las actividades sociolaborales
- Trastornos sensoperceptivos transitorios en forma de alucinaciones en las que el paciente refiere ver o escuchar la voz de la persona fallecida.
Con respecto a este diagnóstico diferencial entre Duelo y Trastorno depresivo, y a pesar de que resulta difícil pronunciarse en un tema en el que intervienen tantos factores, y ante la imposibilidad de categorizar de forma unívoca los mismos ya que no existe un duelo igual a otro, ni una persona igual a otra, ni un vínculo afectivo igual a otro, y siendo necesario matizar las directrices aplicándolas a cada persona, a cada experiencia y a cada cultura, nuestro consejo es que siempre que podamos identificar un duelo no resuelto, se trate esta sintomatología como Duelo con un profesional especializado ya que a menudo sucede que tras trabajar el duelo las personas se recuperan de su sintomatología.
Y con la intención de ir avanzando juntos, en próximos post quiero ahondar en el tema de la medicalización del duelo, en los factores de riesgo de padecer un duelo complicado, en temas de autocuidado de la persona en duelo y en otros que, si os parece bien, podéis ir solicitando vosotros, con el fin de hacer de esta comunicación un espacio de enriquecimiento mútuo.